En un contexto regional volátil, Paraguay empieza a destacar por señales concretas de confianza: inversiones industriales con perfil exportador, un sistema financiero más capitalizado y un flujo de inversión extranjera directa que sigue creciendo. En conjunto, estas noticias apuntan a un país que está transformando estabilidad en expansión real, con mayor protagonismo del sector privado y una diversificación productiva más visible.

En lo productivo, sobresale la inversión industrial anunciada para instalar una planta azucarera en Guairá, con orientación exportadora y generación relevante de empleo directo e indirecto. En paralelo, el sistema bancario muestra más músculo con movimientos de capitalización y participación accionaria que fortalecen la capacidad de financiamiento, mientras el mercado de capitales también avanza con nuevas divisiones y apertura a mercados globales. A nivel macro, la IED registra una suba significativa (con 2024 como referencia), reforzando la percepción de Paraguay como destino previsible para capital regional.

El punto clave, sin embargo, será la ejecución: convertir anuncios en capacidad instalada, empleo formal y exportaciones con valor agregado, acompañando con mejoras en logística, digitalización y reglas más ágiles para que el crecimiento llegue también a MIPYMES.

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